Castillo de Introd
Los orígenes del Castillo de Introd se remontan probablemente al siglo XII y en su origen consistía en una torre cuadrada rodeada por un cinturón de murallas. Hacia el 1260, Pierre Sarriod de Introd amplió la construcción primitiva que, tras las modificaciones del siglo XV, adquirió la forma poligonal casi redondeada que lo sigue distinguiendo de los otros castillos del Valle de Aosta. Estas transformaciones señalan el apogeo de la familia Sarriod, en cuyas manos estaban los señoríos de Introd y de La Tour (Saint-Pierre).
El castillo sufrió dos incendios devastadores en la segunda mitad del siglo XIX y fue restaurado a principios del siglo XX por el caballero Gonella, aprovechando la obra del arquitecto Chevalley.
Sobre la llanura que se encuentra frente al castillo se conserva un magnífico edificio, uno de los raros ejemplos de construcciones enteramente de madera típicas de la Baja Edad Media valdostana: se trata de un granero del siglo XV, donde se almacenaban el trigo y las semillas. Las dos puertas, con cerraduras de hierro forjado, datan de la época de la construcción, una de las cuales, de especial belleza, representa un castillo.
De propiedad de los Condes Caracciolo de Brienza, fue cedido en préstamo al Comune de Introd; en cambio, la gestión fue confiada a la Fondation Grand Paradis que garantiza, mediante sus guías, las visitas turísticas.
Desde lo alto de la torre del siglo XIII se puede admirar el Mont Blanc y las principales cumbres que rodean Aosta.